sábado, 4 de enero de 2025

31. ¿QUÉ ES VERDAD?

33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? 

34 Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?

35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho? 

36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.

37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito. (Juan 18:33-38)

 

33. ¿Eres tú el Rey? Esta es la segunda vez que Pilato había hecho esta pregunta. La primera vez se menciona en Mat. 27:11 (ver allí el comentario; cf. DTG 674-675).

34. Por ti mismo. Es decir, ¿tienes un interés genuino en aprender la verdad? (cf. DTG 674-675).

35. ¿Soy yo acaso judío? El orgullo impidió que Pilato reconociera cualquier interés sincero en aprender en cuanto a la misión de Jesús.

36. Este mundo. En cuanto a la naturaleza espiritual del reino que Jesús vino a establecer, ver com. Mat. 3:2-3; 4:17; 5:2; Mar. 3:14.

Pelearían. Los reinos terrenales son establecidos por la fuerza de las armas, pero el reino de Jesús no era terrenal. Jesús negó la acusación de sedición presentada contra él por los judíos.

37. ¿Eres tú rey? La construcción de esta pregunta en griego indica que se espera una respuesta positiva. 

Para esto. El propósito de la encarnación era el establecimiento del reino de la gracia preparatorio del reino de la gloria (ver com. vers. 36).

A la verdad. Puede verse una definición de la palabra "verdad" en com. cap. 8:32. 

Durante siglos de tinieblas y tergiversación, el gran engañador había oscurecido la verdad en cuanto a Dios, el hombre y la salvación.

Oye mi voz. Son como las ovejas que oyen la voz del pastor (cap. 10:3,16).

38. ¿Qué es la verdad? Pilato estaba impresionado por las palabras de Jesús y habría escuchado más instrucciones, pero la turba de afuera clamaba pidiendo una decisión, y Pilato no esperó una respuesta. Con esto menospreció una oportunidad áurea. Al igual que Félix, esperaba una oportunidad más favorable (Hech. 24:25). Si posteriormente el cielo le concedió otra oportunidad, también fue descuidada como ésta. Pilato se suicidó unos años más tarde (ver com. Mat. 27:24).

Ningún delito. Pilato estaba convencido de la inocencia de Jesús, y debiera haber dispuesto inmediatamente su libertad. 5CBA

PILATO ESTABA CONVENCIDO de que un tenebroso complot había sido tramado para destruir a un hombre inocente que estorbaba a los dignatarios judíos. Volviéndose a Jesús, preguntó: "¿Eres tú el Rey de los judíos?" El Salvador contestó: "Tú lo dices." Y mientras hablaba, su semblante se iluminó como si un rayo de sol resplandeciese sobre él. Cuando oyeron su respuesta, Caifás y los que con él estaban invitaron a Pilato a reconocer que Jesús había admitido el crimen que le atribuían. Con ruidosos clamores, sacerdotes, escribas y gobernantes exigieron que fuese sentenciado a muerte. A esos clamores se unió la muchedumbre, y el ruido era ensordecedor.

PILATO ESTABA CONFUSO. VIENDO QUE JESÚS NO CONTESTABA A SUS ACUSADORES, le dijo: "¿No respondes algo? Mira de cuántas cosas te acusan. Mas Jesús ni aun con eso respondió." De pie, detrás de Pilato, a la vista de todos los que estaban en el tribunal, Cristo oyó los insultos; pero no contestó una palabra a todas las falsas acusaciones presentadas contra él. Todo su porte daba evidencia de una inocencia consciente. Permanecía inconmovible ante la furia de las olas que venían a golpearle. Era como si una enorme marejada de ira, elevándose siempre más alto, se volcase como las olas del bullicioso océano en derredor suyo, pero sin tocarle. Guardaba silencio, pero su silencio era elocuencia. Era como una luz que resplandeciese del hombre interior al exterior.

LA ACTITUD DE JESÚS ASOMBRABA A PILATO. Se preguntaba: ¿Es indiferente este hombre a lo que está sucediendo porque no se interesa en salvar su vida? 

Al ver a Jesús soportar los insultos y las burlas sin responder, sentía que no podía ser tan injusto como los clamorosos sacerdotes. Esperando obtener de él la verdad y escapar al tumulto de la muchedumbre, Pilato llevó a Jesús aparte y le volvió a preguntar:

"¿Eres tú el Rey de los Judíos?" Jesús no respondió directamente a esta pregunta. 

Sabía que 675 el Espíritu Santo estaba contendiendo con Pilato, y le dio oportunidad de reconocer su convicción. 

¿Dices tú esto de ti mismo --preguntó,-- o te lo han dicho otros de mí?" Es decir, ¿eran las acusaciones de los sacerdotes, o un deseo de recibir luz de Cristo lo que motivaba la pregunta de Pilato? Pilato comprendió lo que quería decir Cristo; pero un sentimiento de orgullo se irguió en su corazón. No quiso reconocer la convicción que se apoderaba de él. "¿Soy yo Judío? --dijo.-- Tu gente, y los pontífices, te han entregado a mí: ¿Qué has hecho?"

LA ÁUREA OPORTUNIDAD DE PILATO HABÍA PASADO. Sin embargo Jesús no le dejó sin darle algo más de luz. Aunque no contestó directamente la pregunta de Pilato, expuso claramente su propia misión. Le dio a entender que no estaba buscando un trono terrenal. "Mi reino no es de este mundo --dijo:-- si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí. Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tú? RESPONDIÓ JESÚS: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz."

CRISTO AFIRMÓ QUE SU PALABRA ERA EN SÍ MISMA UNA LLAVE que abriría el misterio Para Aquellos que estuviesen preparados para recibirlo. ESTA PALABRA tenía un poder que la recomendaba, y en ello estribaba el secreto de la difusión de su reino de verdad. DESEABA que Pilato comprendiese que únicamente si recibía y aceptaba la verdad podría reconstruirse su naturaleza arruinada.

PILATO DESEABA CONOCER LA VERDAD. Su espíritu estaba confuso. Escuchó ávidamente las palabras del Salvador, y su corazón fue conmovido por un gran anhelo de saber lo que era realmente la verdad y cómo podía obtenerla. "¿Qué cosa es verdad?" preguntó. Pero no esperó la respuesta. 

El tumulto del exterior le hizo recordar los intereses del momento; porque los sacerdotes estaban pidiendo con clamores una decisión inmediata. Saliendo a los judíos, declaró enfáticamente: "Yo no hallo en él ningún crimen." Estas palabras de un juez pagano eran una mordaz reprensión a la perfidia y falsedad de los dirigentes de Israel que 676 acusaban al Salvador. Al oír a Pilato decir esto, los, sacerdotes y ancianos se sintieron chasqueados y se airaron sin mesura. DTG 674-676/EGW/MHP

 

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