LECCIONES DEL CASO DE NADAB Y ABIÚ. Nadab y Abiú, los hijos de Aarón que ministraban en el sagrado oficio del sacerdocio, se sirvieron vino en abundancia, y, como acostumbraban, fueron a ministrar delante de Jehová. Los sacerdotes que quemaban incienso delante de Jehová tenían que usar el fuego del altar de Dios que ardía día y noche, y nunca se apagaba. Dios dio indicaciones explícitas acerca de la forma en que debía realizarse cada parte de su servicio para que todo lo que estuviera relacionado con su culto sagrado estuviese de acuerdo con su santo carácter. Toda desviación de las indicaciones expresas de Dios en relación con su sagrado servicio era pasible de muerte. Dios no aceptaría ningún sacrificio que no estuviese sazonado con la sal del fuego divino, que representaba la comunicación entre Dios y el hombre accesible solamente mediante Jesucristo. El fuego sagrado que debía ser puesto en el incensario era mantenido perpetuamente encendido, y mientras los hijos de Dios estaban afuera, orando fervientemente, el incienso alumbrado por el fuego sagrado había de subir delante de Dios mezclado con sus oraciones. Este incienso era un emblema de la mediación de Cristo.
Los hijos de Aarón tomaron fuego común, que Dios no aceptaba, y ofrecieron un insulto al Dios infinito presentando este fuego extraño delante de él. Dios los consumió con fuego por su desprecio deliberado de sus expresas indicaciones. Todas sus obras eran como la ofrenda de Caín. No se representaba en ellas al divino Salvador. Si esos hijos de Aarón hubiesen tenido el dominio completo de sus facultades pensantes, habrían discernido la diferencia entre el fuego común y el sagrado. La complacencia del apetito rebajó sus facultades y oscureció de tal forma su intelecto que se extinguir su facultad de discernimiento. Comprendían plenamente el carácter sagrado del servicio simbólico y la terrible solemnidad y responsabilidad que pesaba sobre ellos 40 al presentarse delante de Dios para ministrar en el servicio sagrado.
ERAN RESPONSABLES. Algunos podrán preguntar: ¿Cómo podían los hijos de Aarón ser tenidos por responsables cuando sus intelectos estaban tan paralizados por la embriaguez que no podían discernir la diferencia entre el fuego sagrado y el común? En el momento de llevar la copa a sus labios se hicieron responsables por todos los actos que cometiesen bajo la influencia del vino. La complacencia del apetito les costó la vida a esos sacerdotes. Dios prohibió expresamente el uso del vino que influyera en la obnubilación del intelecto.
"Y Jehová habló a Aarón, diciendo: Tú, y tus hijos contigo, no
beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no
muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder discernir
entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio, y para enseñar a los
hijos de Israel todos los estatutos que Jehová les ha dicho por medio de
Moisés....
Aquí tenemos las clarísimas indicaciones de Dios, y sus razones para la prohibición del uso del vino; para que su facultad de discriminación y de discernimiento fuese clara, y no confusa en manera alguna; para que su juicio fuese correcto, y pudiesen siempre discernir entre lo limpio y lo inmundo. Se da también otra razón de suma importancia por la cual debían abstenerse de todo lo que pudiese embriagar. Se requería el pleno uso de la razón despejada para presentar a los hijos de Israel todos los estatutos que Dios les había hablado.
REQUISITOS DE LOS DIRIGENTES ESPIRITUALES. Toda comida o bebida que impida el ejercicio sano y activo de las facultades mentales es un pecado provocativo a la vista de Dios. Este es especialmente el caso de aquellos que ministran en las cosas sagradas, que en todo momento debieran ser ejemplos para el pueblo, y estar en condiciones de darles instrucción adecuada....
Ministros del púlpito sagrado cuyos labios y boca están corrompidos se
atreven a tomar la sagrada palabra de Dios en sus labios impuros. Piensan que Dios no toma nota de su
complacencia pecaminosa. "Por
cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los
hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal". 41 Dios
no está más dispuesto a recibir un sacrificio de las manos de aquellos que de
esta forma se mancillan a sí mismos y ofrecen con su servicio el incienso del
tabaco y del alcohol de lo que lo estaba para recibir la ofrenda de los hijos
de Aarón, quienes ofrecieron incienso con fuego extraño.
Dios no ha cambiado. Es tan
específico y exacto en sus requerimientos hoy como lo era en los días de
Moisés. Pero en los santuarios dedicados
hoy día al culto, junto con los cantos de alabanza, las oraciones y la
enseñanza desde el púlpito, no hay tan sólo fuego extraño, sino corrupción
abierta. En vez de ser predicada la
verdad con la santa unción que proviene de Dios, se la presenta estando bajo la
influencia del tabaco y la bebida. ¡Fuego extraño, por cierto! Se presentan la verdad y la santidad bíblica
a la gente, y se ofrecen a Dios las oraciones ¡mezcladas con el hedor del
tabaco! ¡Incienso tal es lo que más agrada a Satanás! ¡Qué engaño terrible!
¡Qué ofensa para Dios! ¡Qué insulto para Aquel que es santo y habita en luz
inaccesible!
Si las facultades de la mente estuvieran en un saludable vigor, los cristianos profesos discernirían la inconsecuencia de un culto tal. Como en el caso de Nadab y Abiú, sus facultades están tan embotadas que no hacen diferencia entre lo sagrado y lo profano. Cosas santas y sagradas son rebajadas al nivel de su aliento contaminado por el tabaco, de sus cerebros ofuscados, de sus almas mancilladas, contaminadas por la complacencia del apetito y la pasión. Profesos cristianos comen y beben, fuman y mastican tabaco, convirtiéndose en glotones y borrachos, para complacer el apetito, ¡y todavía hablan de vencer como Cristo venció! (Redemption; or the Temptation of Christ, págs. 82-86).
SE NECESITAN DIRIGENTES CON MENTES CLARAS. ¿Qué pasa con nuestros legisladores y nuestros hombres del foro? Si era necesario que los ministros de las cosas sagradas tuviesen mentes claras y dominio completo de su razón, ¿no es también importante que los que hacen y ejecutan las leyes de nuestra gran nación tengan sus facultades despejadas? ¿Qué diremos de los jueces y jurados, en cuyas manos está el disponer de la vida humana, y cuyas decisiones pueden condenar al inocente o dejar sueltos en la sociedad a los criminales? ¿No necesitan ellos tener el pleno dominio de sus facultades mentales? ¿Son ellos temperantes en sus hábitos? Si no lo son, no son aptos para puestos de tanta responsabilidad. 42 Cuando los apetitos se pervierten, las facultades mentales se debilitan y existe el peligro de que los hombres no gobiernen con justicia. La complacencia en aquello que ofusca la mente, ¿es hoy menos peligrosa que cuando Dios puso restricciones para aquellos que oficiaban en el culto divino? (Christian Temperance and Bible Hygiene, pág. 19).
CUANDO LOS HOMBRES DE GOBIERNO TRAICIONAN SU COMETIDO. Los hombres que hacen las leyes que rigen la vida del pueblo, debieran más que cualquier otro ser obedientes a las leyes superiores que son el fundamento de todo gobierno en las naciones y en las familias. ¡Cuán importante es que los hombres que tienen el poder en sus manos sientan que ellos mismos están bajo un dominio superior. Pero nunca lo sentirán así mientras sus mentes estén debilitadas por la complacencia en drogas y bebidas. Los que tienen el encargo de hacer y ejecutar las leyes debieran tener todas sus facultades en condiciones de vigorosa acción. Practicando la temperancia en todas las cosas, pueden preservar la clara discriminación entre lo sagrado y lo común, y tener sabiduría para administrar con la justicia e integridad que Dios exigía al Israel de antaño....
Muchos que son elevados a los más altos puestos de confianza para servir al
público son exactamente lo opuesto. Ellos se sirven a sí mismos, y generalmente
hacen uso de drogas, vino y licores.
Abogados, juristas, senadores, jueces y representantes, han olvidado que
el carácter no es el resultado de sus ensueños.
Están deteriorando sus facultades mediante complacencias pecaminosas. Se rebajan de su elevada posición para
corromperse con intemperancia, licencia y toda forma de mal. Sus facultades prostituidas por el vicio
abren el camino para todo mal....
Los intemperantes no debieran ser colocados en posiciones de confianza por
el voto del pueblo. Su influencia
corrompe a otros, y graves responsabilidades están en juego. Con cerebro y nervios nublados por el tabaco
y los estimulantes, ellos hacen una ley de su propia naturaleza, y cuando se
disipa la influencia inmediata [de los estimulantes o de los licores] se
produce un colapso. Con frecuencia la
vida humana se encuentra en la balanza; de la decisión de los hombres que
ocupan esos cargos de confianza dependen la vida y la libertad, o la prisión y
la angustia. Cuán necesario 43 es que
todos los que tienen parte en esas transacciones sean hombres probados, hombres
de cultura propia, hombres honrados y veraces, de firme integridad, que
desprecien el cohecho, que no permitan que su juicio o convicciones acerca de
lo correcto sean torcidos por la parcialidad o el prejuicio. Así dice Jehová: "No pervertirás el
derecho de tu mendigo en su pleito. De
palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no
justificaré al impío. No recibirás
presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de
los justos" (Signs of the Times, 8-7-1880).
Solamente hombres estrictamente temperantes e íntegros debieran ser admitidos en nuestras cámaras legislativas y elegidos para presidir en nuestros tribunales. La propiedad, la reputación y aun la vida misma están inseguras libradas al juicio de hombres intemperantes e inmorales. ¡Cuántas personas inocentes han sido condenadas a muerte, a cuántas más se las ha privado de todas sus posesiones terrenales por la injusticia de jurados, abogados, testigos y aun jueces adictos a la bebida! (Signs of the Times, 11-2-1886).
SI TODOS LOS MAGISTRADOS FUESEN TEMPERANTES. Si las personas representativas siguieran el camino del Señor, señalarían a los hombres una norma elevada y santa. Los que están en posiciones de confianza serían estrictamente temperantes. Magistrados, senadores y jueces tendrían un entendimiento claro, y su juicio sería sano y no pervertido. El temor del Señor estaría siempre delante de ellos, y estarían respaldados por una sabiduría más alta que la suya propia. El Maestro celestial haría sabios sus consejos y los fortalecería para obrar a pie firme en oposición a todo lo torcido, y para hacer avanzar aquello que es correcto, justo y verdadero. La palabra de Dios sería su guía y toda opresión sería desechada. Legisladores y administradores se sujetarían a toda ley justa y buena, enseñando siempre el camino del Señor para hacer justicia y juicio. Dios es quien dirige todo gobierno y toda ley buenos y justos. Los que tienen la responsabilidad de administrar alguna parte de la ley son responsables ante Dios como administradores de sus bienes (Review and Herald, 1-10-1895).
LA RAZÓN DESTRONADA EN LA FIESTA DE BELSASAR. En su orgullo y arrogancia, con temerario sentimiento de seguridad, "Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, 44 y en presencia de los mil bebía vino". Todos los atractivos ofrecidos por la riqueza y el poder aumentaban el esplendor de la escena. Entre los huéspedes que asistían al banquete real había hermosas mujeres que desplegaban sus encantos. Había hombres de genio y educación. Los príncipes y los estadistas bebían vino como agua, y bajo su influencia enloquecedora se entregaban a la orgía. Habiendo quedado la razón destronada por una embriaguez desvergonzada, y habiendo cobrado ascendiente los impulsos y las pasiones inferiores, el rey mismo dirigía la ruidosa orgía (Profetas y Reyes, pág. 385).
En el mismo momento cuando la francachela estaba en su apogeo, surgió una
pálida mano y trazó en la pared de la sala del banquete la condenación del rey
y de su reino. "Mene, Mene, Tekel,
Uparsín" fueron las palabras escritas y ésta fue la interpretación dada
por Daniel: "Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto... Tu
reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas". Y el relato nos dice: "La misma noche
fue muerto Belsasar rey de los caldeos. Y Darío de Media tomó el reino".
Poco pensó Belsasar que un Vigilante invisible contemplaba su orgía idolátrica. Pero no hay nada que se diga o haga que no esté registrado en los libros del cielo. Los caracteres místicos trazados por la pálida mano testifican que Dios es testigo de todo lo que hacemos, y que es deshonrado por las francachelas y orgías. No podemos ocultar nada de Dios. No podemos escapar de nuestra responsabilidad ante él. Doquiera estemos y cualquier cosa que hagamos, somos responsables ante Aquel a quien pertenecemos por creación y redención (Manuscrito 50, 1893).
TERRIBLES RESULTADOS DE LA DISIPACIÓN DE HERODES. En muchas cosas Herodes había reformado su vida disoluta. Pero el consumo de excesivos alimentos y bebidas estimulantes estaba constantemente enervando y amortiguando sus facultades morales y físicas, y luchando contra los fervientes llamados del Espíritu de Dios, que había llevado la convicción al corazón de Herodes, despertando su conciencia para renunciar a sus pecados. Herodías estaba al tanto de los puntos débiles del carácter de Herodes. Sabía que en circunstancias normales, mientras tenía el pleno dominio de su inteligencia, no podría lograr la muerte de Juan.... 45
Disimuló de la mejor manera posible su odio aguardando con expectación el
día del cumpleaños de Herodes que ella sabía sería una ocasión de glotonería y
embriaguez. El apetito de Herodes por la
comida abundante y el vino le daría a ella la oportunidad de hacerle bajar la
guardia. Lo induciría a complacer su
apetito, lo cual despertaría la pasión y rebajaría el tono del carácter mental
y moral haciendo imposible que sus sensibilidades amortiguadas percibiesen con
claridad los hechos y las evidencias e hiciese decisiones correctas. Hizo los más costosos preparativos para el
festejo y la voluptuosa disipación. Ella
conocía la influencia de estas fiestas intemperantes sobre el intelecto y la
moralidad. Sabía que la complacencia de
Herodes en el apetito, el placer y la diversión excitaría sus pasiones más
bajas y lo haría impotente ante las exigencias más nobles del esfuerzo y el
deber.
El alborozo artificial de la mente y el espíritu producido por la
intemperancia rebaja las sensibilidades para el avance moral, haciendo
imposible que los impulsos santos afecten el corazón y tengan el dominio sobre
las pasiones cuando la opinión pública y la moda las sustentan. Festividades y diversiones, bailes, y el
abundante uso del vino, ofuscan los sentidos y quitan el temor de Dios....
Mientras Herodes y sus príncipes estaban festejando y bebiendo en el salón
del banquete, Herodías, envilecida por el crimen y la pasión, envió a su hija
vestida en la forma más fascinadora a la presencia de Herodes y de sus reales
huéspedes. Salomé estaba ataviada con
costosas guirnaldas y flores. Estaba adornada
de joyas relucientes y resplandecientes brazaletes. Con poca ropa y menos pudor danzó para la
diversión de los reales huéspedes. Ante
sus sentidos pervertidos, los fascinó la encantadora apariencia de ésta, que
para ellos era una visión de belleza y hermosura. En lugar de ser dominadas por la clara razón,
el gusto refinado o la conciencia sensible, las cualidades más bajas de la
mente tenían las riendas del mando. La
virtud y el principio no tenían ningún poder de dominio.
El falso encantamiento de la aturdidora escena pareció privar de toda
dignidad y razón a Herodes y sus huéspedes, que estaban saturados de vino. La música, el vino y la danza habían quitado
de ellos el temor y la reverencia de Dios.
Nada parecía sagrado para los sentidos pervertidos 46 de Herodes. Deseaba hacer algún despliegue que lo
exaltara aún más alto ante los grandes hombres de su reino. Y temerariamente prometió, y confirmó su
promesa con juramento, que daría a la hija de Herodías cualquier cosa que ésta
pidiera....
Habiendo obtenido una promesa tan maravillosa, ella corrió a su madre, deseando
saber qué cosa pedir. La respuesta de la
madre estaba lista: la cabeza de Juan el Bautista en un plato. Salomé al principio quedó aturdida. No comprendía la venganza escondida en el
corazón de su madre. Se negó a formular
un pedido tan inhumano; pero la determinación de esa impía mujer
prevaleció. Además ordenó a su hija que
no se detuviera, sino que se apresurara a presentar su pedido antes que Herodes
tuviese tiempo para reflexionar y cambiar de opinión. Por lo tanto, Salomé volvió a Herodes con el
terrible pedido: "Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de
Juan el Bautista. Y el rey se
entristeció mucho; pero a causa del juramento, y de los que estaban con él a la
mesa, no quiso desecharla".
Herodes quedó atónito y confundido. Cesó su alegría desenfrenada y sus huéspedes se estremecieron de horror ante este inhumano pedido. Las frivolidades y la disipación de esa noche costaron la vida de uno de los más eminentes profetas que alguna vez llevaran un mensaje de Dios a los hombres. La copa embriagante preparó el camino para este terrible crimen (Review and Herald, 11-3-1873).
NINGUNA VOZ PARA SALVAR A JUAN. ¿Por qué no se levantó ninguna voz en esa concurrencia para disuadir a Herodes de cumplir su alocado voto? Estaban aturdidos por el vino y para sus sentidos ofuscados no había nada que debiese ser respetado.
Aunque los huéspedes reales estaban prácticamente en condiciones de
librarlo de las obligaciones de su juramento, sus lenguas parecían
paralizadas. Herodes mismo estaba bajo
el engaño de que debía, a fin de mantener su propia reputación, cumplir con el
juramento hecho bajo la influencia de la embriaguez. El principio moral, la única salvaguardia del
alma, estaba paralizado. Herodes y sus
huéspedes eran esclavos, sujetos a la más baja servidumbre por el apetito
pervertido...
Las facultades mentales estaban enervadas por el placer de los sentidos,
que pervertía sus ideas acerca de la justicia y la misericordia. 47 Satanás
buscó esta oportunidad en la persona de Herodías para instarles a tomar
decisiones apresuradas que costarían la vida preciosa de uno de los profetas de
Dios (Review and Herald, 8- 4-1873).
No hay comentarios:
Publicar un comentario