"Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría...
Y la escudriñaras como a tesoros" Prov. 2: 2,4.
EN
SU niñez, juventud y virilidad, Jesús estudió las Escrituras. En su
infancia, su madre le enseñó diariamente conocimientos obtenidos de los
pergaminos de los profetas. En su juventud, a la hora de la aurora y el
crepúsculo, a menudo estuvo solo en la montaña o entre los árboles del
bosque, para dedicar unos momentos a la oración y al estudio de la
Palabra de Dios. Durante
su ministerio, su íntimo conocimiento de las Escrituras dio testimonio
de la diligencia con que las había estudiado. Y puesto que él obtuvo su
conocimiento del mismo modo como podemos obtenerlo nosotros, su
maravilloso poder mental y espiritual es una prueba del valor de la
Biblia como medio educativo. Nuestro Padre celestial, al dar su Palabra, no olvidó a los niños.
¿Puede
hallarse entre los escritos de los hombres algo que tenga tanta
influencia sobre el corazón, algo tan adecuado para despertar el interés
de los pequeñuelos, como los relatos de la Biblia?
Mediante
esas sencillas historias se pueden explicar los principios de la ley de
Dios. Así, por medio de ilustraciones adecuadas a la comprensión del
niño, los padres y maestros pueden empezar desde los primeros años a
cumplir la orden del Señor en cuanto a sus leyes:
"Y las repetirás a
tus hijos, y 186 hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes". *Deut. 6:7.
El
uso de ilustraciones, pizarrones, mapas y figuras ayudará a explicar
estas lecciones y grabarlas en la memoria. Los padres y maestros
deberían buscar constantemente métodos mejores.
La enseñanza de la Biblia merece nuestros pensamientos mas frescos, nuestros mejores métodos y nuestro más ferviente esfuerzo.
Para despertar y fortalecer el amor hacia el estudio de la Biblia, mucho depende del uso que se haga de la hora del culto.
Las horas del culto matutino y del vespertino deberían ser las más dulces y útiles del día. Entiéndase que no deben interferir con esa hora pensamientos perturbadores y poco amables.
Reúnanse los padres y los niños para encontrarse con Jesús, y para invitar a los santos ángeles a estar presentes en el hogar.
Los
cultos deberían ser breves y llenos de vida, adaptados a la ocasión, y
variados. Todos deberían tomar parte en la lectura de la Biblia, y
aprender y repetir a menudo la ley de Dios.
Los
niños tendrán más interés si a veces se les permite que escojan la
lectura. Háganseles preguntas acerca de lo leído y permítaselas que
también las hagan ellos.
Menciónese
cualquier cosa que sirva para ilustrar su significado. Si el culto no
es demasiado largo, permítase que los pequeñuelos oren y se unan al
canto, aunque se trate de una sola estrofa.
A fin de dar al culto el carácter que debe tener, es necesaria cierta
preparación.
Los
padres deberían consagrar tiempo diariamente al estudio de la Biblia
con sus hijos. Sin duda, se requerirá esfuerzo, reflexión y algún
sacrificio para llevar a cabo esto, pero el esfuerzo será ricamente
recompensado. 187
Dios ordena a los padres, como preparación para enseñar sus preceptos, que los guarden en su corazón.
"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón -dice Jehová-; y las repetirás a tus hijos". * Deut. 6:6,7.
Para interesar a nuestros niños en la Biblia,
nosotros mismos debemos tener interés en ella.
Para
despertar en ellos el amor hacia su estudio, nosotros mismos debemos
amarlo.
La instrucción que les demos irá acompañada sólo del peso de la
influencia que le presten nuestro propio ejemplo y espíritu.
Dios
llamó a Abrahán para que fuera maestro de su palabra, lo escogió para
que fuese padre de una gran nación, porque vio que instruiría a sus
hijos y a su casa en los principios de la ley de Dios. El poder de la
enseñanza de Abrahán se debió a la influencia de su vida. Formaban su
casa más de mil personas, muchas de las cuales eran jefes de familia y
no pocas recién convertidas del paganismo. Semejante casa necesitaba
que una mano firme manejara el timón.
Los
métodos débiles y vacilantes no servían. Dios dijo a Abrahán: "Porque
yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí". Sin embargo,
ejercía su autoridad con tal sabiduría y ternura que cautivaba los
corazones.
El testimonio del Atalaya divino es:
"Que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio". *Gen. 18:19.
Y
la influencia de Abrahán se extendió más allá de su casa. Doquiera
levantaba su tienda, erigía un altar a su lado para ofrecer sacrificios y
adorar. Cuando trasladaba la tienda a otro lugar, quedaba el altar, y
más de un nómada cananeo que había llegado a conocer a Dios por medio de
la vida de Abrahán, su siervo, se detenía junto a ese altar para
ofrecer un sacrificio a Jehová.188
No será menos eficaz hoy la enseñanza de la Palabra de Dios cuando halle un reflejo tan fiel como ése en la vida del Maestro.
No basta saber lo que otros han pensado o aprendido acerca de la Biblia.
En
el juicio cada uno deberá dar cuenta de sí mismo a Dios, y cada uno
debería aprender ahora por sí mismo cuál es la verdad. Pero para que el
estudio sea eficaz, hay que despertar el interés del alumno.
Y
especialmente el que tiene que tratar con niños y jóvenes, que difieren
muchísimo en carácter, educación y hábitos mentales, no debe perder de
vista este asunto. Al enseñar la Biblia a los niños, será conveniente
observar la tendencia de sus mentes, las cosas que les llaman la
atención, y despertar su interés por ver lo que la Biblia dice acerca de
esas cosas.
El
que nos creó y nos dotó de diferentes aptitudes, ha dado en su Palabra
algo para cada cual. A medida que los alumnos vean que las lecciones de
la Biblia se aplican a sus vidas, hay que enseñarles a considerarla su
consejera.
También hay que ayudarles a apreciar su maravillosa belleza. Se
recomienda o a lo menos se permite la lectura de muchos libros que no
son de verdadero valor, libros excitantes y malsanos, sólo por su
supuesto valor literario.
¿Por
qué hemos de invitar a nuestros niños a beber de esos manantiales
contaminados, cuando pueden tener libre acceso a las fuentes puras de la
Palabra de Dios?
La
Biblia tiene una inagotable abundancia, fuerza y profundidad de
significado. Hay que animar a los niños y jóvenes a buscar sus tesoros,
tanto de significado como de expresión.
A medida que la belleza de estas cosas preciosas atraiga la mente, un
poder suavizador y subyugante conmoverá el corazón.
Serán
atraídos a Aquel que se les reveló de ese modo. Y pocos serán los que
no sientan deseos de conocer más sus obras y caminos. 189
Debería
enseñarse al estudiante de la Biblia a acercarse a ella con el espíritu
del que aprende. Debemos escudriñar sus páginas, no en busca de
pruebas que apoyen nuestras opiniones, sino para saber lo que Dios
dice.
Sólo
se puede obtener un verdadero conocimiento de la Biblia mediante la
ayuda del Espíritu que dio la Palabra. Y a fin de obtener ese
conocimiento debemos vivir de acuerdo con él. Debemos obedecer todo lo
que la Palabra de Dios manda. Podemos reclamar todas sus promesas.
Mediante
su poder, debemos vivir la vida que ella recomienda. Sólo si se la
considera de este modo, se la puede estudiar eficazmente.
El estudio de la Biblia requiere nuestro más diligente esfuerzo y
nuestra más perseverante meditación. Con el mismo afán y la misma
persistencia con que el minero excava la tierra en busca del tesoro,
deberíamos buscar nosotros el tesoro de la Palabra de Dios.
En
el estudio diario, el método que consiste en examinar un versículo tras
otro es a menudo utilísimo. Tome el estudiante un versículo, concentre
la mente para descubrir el pensamiento que Dios encerró para él allí, y
luego medite en él hasta hacerlo suyo. Un pasaje estudiado en esa
forma, hasta comprender su significado, es de más valor que la lectura
de muchos capítulos sin propósito definido y sin que se obtenga
verdadera instrucción.
Una
de las principales causas de la ineficacia mental y la debilidad moral
es la falta de concentración para lograr fines importantes.
Nos
enorgullecemos de la vasta difusión de las publicaciones, pero esa gran
cantidad de libros -aún de los que en sí mismos no son perjudiciales-
pueden ser definidamente dañina. Con la inmensa corriente de material
impreso que sale constantemente de las prensas, tanto los adultos como
los jóvenes adquieren el 190 hábito de leer en forma apresurada y
superficial, y la mente pierde la facultad de elaborar pensamientos
vigorosos y coordinados.
Además,
gran parte de los periódicos y libros que, como las ranas de Egipto, se
esparcen por la tierra, no son solamente vulgares, inútiles y
debilitantes, sino que corrompen y destruyen el alma. La mente y el
corazón indolentes, que no tienen propósito definido, son fácil presa
del maligno. El hongo se arraiga en organismos enfermos, sin vida.
Satanás instala su taller en la mente ociosa.
Diríjase
la mente a ideales elevados y santos, dése a la vida un propósito
noble, absorbente, y el enemigo hallará poco terreno para afirmarse.
Enséñese,
pues a los jóvenes a estudiar detenidamente la Palabra de Dios. Una
vez que haya sido recibida en el alma, será una poderosa barricada
contra la tentación.
"En mi corazón he guardado tus dichos -declara
el salmista-, para no pecar contra ti". "Por la palabra de tus labios
yo me he guardado de las sendas de los violentos".
Sal. 119:11; 17:4.
La
Biblia es su propio intérprete. Debe compararse texto con texto. El
estudiante debería aprender a considerar la Biblia como un todo y a ver
la relación que existe entre sus partes.
* Debería
adquirir el conocimiento de su gran tema central, del propósito
original de Dios hacia el mundo, del comienzo de la gran controversia y
de la obra de la redención.
*Debería,
comprender la naturaleza de los principios que luchan por la
supremacía, y aprender a rastrear su obra a través de las crónicas de la
historia y la profecía, hasta la gran culminación.
*Debería
verificar cómo interviene este conflicto en todos los aspectos de la
vida humana; cómo en su mismo caso cada acto de su vida revela uno u
otro de esos dos motivos antagónicos; y cómo, consciente o
inconscientemente, ahora mismo está decidiendo en qué lado de la
contienda se va a encontrar. 191
Todas
las porciones de la Biblia son inspiradas por Dios y provechosas. Tanta
atención merece el Antiguo Testamento como el Nuevo. Al estudiar el
Antiguo Testamento hallaremos manantiales vivos que brotan de lugares
donde el lector indiferente sólo halla un desierto.
*DANIEL Y APOCALIPSIS.
El
libro de Apocalipsis, junto con el de Daniel, merece estudio especial.
Cada maestro temeroso de Dios debería considerar cómo comprender y
presentar más claramente el Evangelio que nuestro Salvador en persona
vino a dar a conocer a su siervo Juan:
"La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto". *Apoc. 1:1.
Nadie debería desanimarse al estudiar el Apocalipsis a causa de sus símbolos aparentemente místicos.
"Y
si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual
da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". *Sant. 1:5.
"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de la profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca".
*Apoc. 1:3.
*CULTIVEMOS EL AMOR A LAS ESCRITURAS.
Cuando
se despierte un amor verdadero por la Biblia, y el estudiante empiece a
ver cuán vasto es el campo y cuán precioso su tesoro, deseará echar
mano de toda oportunidad que se le presente para familiarizarse con la
Palabra de Dios. Su estudio no se limitará a un tiempo y un lugar
determinados.
Y este estudio continuo es uno de los mejores medios
de cultivar el amor hacia las Escrituras.
El
estudiante debería tener siempre consigo la Biblia. Si tenéis una
oportunidad, leed un texto y meditad en él.
Mientras andáis por la calle, esperáis en la estación del ferrocarril, o
en el lugar de una cita, aprovechad la oportunidad de adquirir algún
pensamiento del tesoro de la verdad.
192
Las
grandes fuerzas motrices del alma son la fe, la esperanza y el amor;
y a
ellas se dirige el estudio de la Biblia, hecho debidamente.
La
hermosura exterior de las Escrituras, la belleza de las imágenes y la
expresión, no es sino el engarce, por así decirlo, de su verdadera joya:
La belleza de la santidad.
En la historia que ofrece de los hombres que anduvieron con Dios,
podemos ver fulgores de su gloria. En el que es "del todo amable" contemplamos a Aquel de quien toda la belleza del cielo y de la tierra no es más que un pálido reflejo.
"Y yo, si fuere levantado de la tierra, -dijo-, a todos atraeré a mí mismo". *Juan 12:32.
A
medida que el estudiante de la Biblia contempla al Redentor,
se
despierta en el alma el misterioso poder de la fe,
la adoración y el
amor.
La mirada se fija en la visión de Cristo
y el que observa se asemeja cada vez
más a lo que adora.
Las palabras del apóstol Pablo llegan a ser el lenguaje del alma: "Y
ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia
del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. . . a fin de conocerle, y el
poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos,
llegando a ser semejante a él en su muerte". *Fil. 3:8-10.
Los
manantiales de paz y gozo celestial abiertos en el alma por las
palabras de la Inspiración, se convertirán en un río poderoso de
influencia bendita para todos los que se pongan a su alcance.
CONVIÉRTANSE LOS JÓVENES DE HOY,
los jóvenes que crecen con la Biblia en la mano, en receptores y
transmisores de su energía vivificadora, y fluirán hacia el mundo
corrientes de bendición; influencias cuyo poder para sanar y consolar
apenas podemos concebir, un río de agua viva "que brote para vida eterna".
(La Educación de Elena G de White) 193
(La Educación de Elena G de White) 193
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