LAS ENSEÑANZAS DE LA NATURALEZA.
"Considera las maravillas... del Perfecto en sabiduría" Job 37:14,16.
OTRAS LECCIONES OBJETIVAS.
(ILUSTRACIONES).
"¿Quién
es sabio y guardará estas cosas, y entenderá las misericordias de Jehová?" Salmos 107:43.
EL PODER sanador de Dios se hace sentir en toda la naturaleza. Si se corta un árbol, si un ser humano se lastima o se rompe un hueso, la naturaleza empieza inmediatamente a reparar el daño. Aún antes que exista la necesidad, están listos los elementos sanadores, y tan pronto como se lastima una parte, todas las energías se dedican a la obra de restauración. Lo mismo ocurre en el reino espiritual. Antes que el pecado creara la necesidad, Dios había provisto el remedio. Toda alma que cede a la tentación es herida por el adversario, pero dondequiera que haya pecado está el Salvador. Es obra de Cristo "sanar a los quebrantados de corazón . . . pregonar libertad a los cautivos. . . poner en libertad a los oprimidos". *Luc. 4:18.
EL PODER sanador de Dios se hace sentir en toda la naturaleza. Si se corta un árbol, si un ser humano se lastima o se rompe un hueso, la naturaleza empieza inmediatamente a reparar el daño. Aún antes que exista la necesidad, están listos los elementos sanadores, y tan pronto como se lastima una parte, todas las energías se dedican a la obra de restauración. Lo mismo ocurre en el reino espiritual. Antes que el pecado creara la necesidad, Dios había provisto el remedio. Toda alma que cede a la tentación es herida por el adversario, pero dondequiera que haya pecado está el Salvador. Es obra de Cristo "sanar a los quebrantados de corazón . . . pregonar libertad a los cautivos. . . poner en libertad a los oprimidos". *Luc. 4:18.
Nosotros debemos cooperar en esta obra. "Si alguno fuere sorprendido en alguna falta. . . restauradle". *Gal. 6:1. La palabra aquí traducida por "restaurar" significa juntar, como si se tratara de un hueso dislocado. ¡Qué figura sugestiva! El que incurre en el error o el pecado llega a desarmonizar con todo lo que lo rodea. Puede percatarse de su error, llenarse de remordimiento, pero no puede restablecerse. Se encuentra confuso, perplejo, vencido, impotente. Necesita ser ganado de nuevo, sanado, rehabilitado. "Vosotros que sois espirituales, restauradle". 114 Solamente el amor que fluye del corazón de Cristo puede sanar. Sólo aquel en quien fluye ese amor, como la savia en el árbol, o la sangre en el cuerpo, puede restaurar al alma herida.
1.- LOS INSTRUMENTOS DEL AMOR.
Los
instrumentos del amor tienen poder maravilloso, porque son divinos. La
respuesta suave que "quita la ira"; el amor que "es
sufrido" y "es benigno"; el amor que "cubrirá multitud de
pecados"*Prov. 15:1; 1Cor. 13:4; 1Pedro 4:8, si aprendiéramos esta lección
¡de qué poder sanador serían dotadas nuestras vidas! La vida sería
transformada y la tierra llegaría a ser la misma semejanza y el goce anticipado
del cielo.
Estas preciosas lecciones enseñadas de un modo sencillo, pueden ser comprendidas hasta por los niñitos. El corazón del niño es tierno y fácilmente impresionable, y cuando nosotros, que somos mayores, lleguemos a ser "como niños"*Mt. 18:3, cuando aprendamos la sencillez, la dulzura y el tierno amor del Salvador, no hallaremos difícil tocar él corazón de los pequeños y enseñarles el misterio sanador del amor.
La perfección existe en todas las obras de Dios, sean pequeñas o importantes. La misma mano que sostiene los mundos en el espacio, da forma a las flores del campo. Examinad bajo el microscopio las flores más pequeñas y comunes que crecen junto al camino, y notad en todas sus partes cuán exquisita es su belleza y perfección. Del mismo modo puede hallarse verdadera excelencia en la más humilde suerte; las tareas más comunes, desempeñadas con fidelidad amante, son hermosas a la vista de Dios. La atención concienzuda que se presta a las cosas pequeñas nos hará colaboradores con él y nos ganará el elogio de Aquel que lo ve y lo sabe todo. 115
El arco iris que atraviesa los cielos con su arco de luz es una prenda del "pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente". Gen. 9:16.* Y el arco iris que rodea el trono de lo alto es también para los hijos de Dios una prenda de su pacto de paz.
Así
como el arco en las nubes es el resultado de la unión de la luz del sol y la
lluvia, el arco que hay sobre el trono de Dios representa la unión de su misericordia
y su justicia. Dios dice al alma pecadora pero arrepentida: Vive: Para ti
se "halló redención".
*Job 33:24.
"Porque
esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de
Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te
reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no
se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo
Jehová, el que tiene misericordia de ti". *Isa. 54:9,10.
2.- EL MENSAJE DE LAS ESTRELLAS.
También
las estrellas tienen un mensaje de ánimo para todo ser humano. En los
momentos que sobrevienen a todos, cuando el corazón es débil y la tentación
abruma; cuando los obstáculos parecen invencibles, las metas de la vida
imposibles de lograr, y sus hermosas promesas como manzanas de Sodoma, ¿dónde
se pueden hallar entonces un valor y una firmeza como los que ofrece la lección
que Dios nos ha invitado a aprender de las estrellas que siguen su curso
invariable?
"Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino 116 está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas".
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo". *Isa. 40:26-29 VV; 41:10,13.
La
palmera, herida por el sol ardiente y las tormentas de arena, se yergue verde,
florecida y llena de fruto en medio del desierto. Manantiales vivos
alimentan sus raíces. Su corona de verdor se divisa a la distancia, en
medio de la llanura calcinada y desolada; y el viajero, que se siente morir,
apresura su paso vacilante para llegar hasta la sombra fresca y el agua
vivificante.
El árbol del desierto es un símbolo de lo que Dios quiere que sea la vida de sus hijos en este mundo. Tienen que guiar al agua viva a las almas cansadas, llenas de inquietud, y a punto de perecer en el desierto del pecado. Tienen que dirigir la atención de sus semejantes a Aquel de quien parte la invitación: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba". *Juan 7:37.
Se considera que el río ancho y profundo, que ofrece una vía de comunicación para el tráfico de las naciones y sus viajeros, es un beneficio para todo el mundo; pero, ¿qué diremos de los arroyuelos que contribuyen a formar esa noble corriente fluvial? Si no fuera por ellos, el río desaparecería. De ellos depende su misma existencia. También se honra a 117 los hombres que dirigen una gran obra, como si a ellos solos se debiera el éxito de ésta, pero ese éxito requirió la fiel cooperación de un sinnúmero de obreros más humildes ignorados por el mundo.
Las tareas no elogiadas y los trabajos no reconocidos constituyen la suerte de la mayor parte de los trabajadores del mundo. Esta situación llena de descontento a muchos. Les parece que están desperdiciando la vida. Pero el arroyuelo que corre silencioso por el bosquecillo y la pradera, y lleva salud, fertilidad y belleza, es tan útil en su lugar como el ancho río. Al contribuir a la vida del río ayuda a lograr lo que él solo nunca hubiera podido realizar.
Muchos necesitan esta lección. Se idolatra demasiado el talento y se codicia excesivamente la posición. Demasiadas personas no quieren hacer nada a menos que se los considere jefes; demasiados no se interesan en el trabajo a menos que reciban alabanza. Necesitamos aprender a ser fieles para usar hasta lo sumo las facultades y oportunidades que tenemos, y a contentarnos con la suerte que el cielo nos asigna.
3.- UNA LECCIÓN DE CONFIANZA.
"Pregunta
ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te
lo mostrarán. . . Los peces del mar te lo declararán también".
"Ve a la hormiga. . . mira sus caminos". "Mirad las
aves". "Considerad los cuervos".
*Job
12:7,8; Prov. 6:6; Mt. 6:26; Luc. 12:24.
No solamente hemos de hablar al niño de estas criaturas de Dios. Los mismos animales deben ser sus maestros. Las hormigas enseñan lecciones de trabajo paciente, de perseverancia para vencer los obstáculos, de previsión para el futuro. Los pájaros son maestros de la dulce lección de la confianza. 118
Nuestro
Padre celestial hace provisión para ellos, pero ellos deben buscar su alimento,
construir sus nidos y criar a sus hijos. Constantemente están expuestos a
los enemigos que tratan de destruirlos y, sin embargo, ¡con qué ánimo hacen el
trabajo! ¡cuán gozosos son sus cantos!
Es
hermosa la descripción que hace el salmista del cuidado de Dios por las
criaturas de los bosques: "Los montes altos para las cabras monteses;
Las peñas, madrigueras para los conejos”. *Sal. 104:18.
El
hace correr los manantiales por las montañas donde los pájaros tienen su
habitación y "cantan entre las ramas". Todas las criaturas de
los bosques y de las montañas forman parte de su gran familia. El abre la
mano y satisface "de bendición a todo ser viviente”. *Sal. 104:12;
145:16.
*EL ÁGUILA DE LOS ALPES*
El
águila de los Alpes es a veces arrojada por la tempestad a los estrechos
desfiladeros de las montañas. Las nubes tormentosas cercan a esta
poderosa ave del bosque y con su masa oscura la separan de las alturas
asoleadas donde ha construido su nido. Los esfuerzos que hace para
escapar parecen infructuosos. Se precipita de aquí para allá, bate el aire con
sus fuertes alas y despierta el eco de las montañas con sus gritos. Al
fin se eleva con una nota de triunfo y, atravesando las nubes, se encuentra una
vez más en la claridad solar, por encima de la oscuridad y la
tempestad.
Nosotros también podemos hallarnos rodeados de dificultades, desaliento y oscuridad. Nos cerca la falsedad, la calamidad, la injusticia. Hay nubes que no podemos disipar. Luchamos en vano con las circunstancias. Hay una vía de escape, y tan sólo una. Las neblinas y brumas cubren 119 la tierra; más allá de las nubes brilla la luz de Dios. Podemos elevarnos con las alas de la fe hasta la región de la luz de su presencia.
Muchas lecciones se pueden aprender de ese modo. La de la confianza propia, del árbol que crece solo en la llanura o en la ladera de la montaña, hundiendo sus raíces hasta lo profundo de la tierra y desafiando con su fuerza la tempestad. La del poder de la primera influencia, del tronco torcido, nudoso y doblado, al cual ningún poder terrenal puede devolver la simetría perdida. La del secreto de una vida santa, del nenúfar que, en el fondo de un estanque sucio, rodeado por desperdicios y malezas, sepulta su tallo acanalado hasta encontrar la arena pura, y sacando de allí su vida, eleva, hasta encontrar la luz su flor fragante, de una pureza impecable.
De ese modo, al mismo tiempo que los niños y los jóvenes obtienen el conocimiento de los hechos por medio de los maestros y libros de texto, pueden aprender a sacar lecciones y descubrir verdades por sí mismos. Cuando trabajan en el jardín, interrogadles acerca de lo que aprenden del cuidado de sus plantas. Cuando contemplan un paisaje hermoso, preguntadles por qué vistió Dios los campos y los bosques con tonos tan encantadores y variados. ¿Por qué no es todo de un tinte pardo sombrío? Cuando recogen flores, inducidlos a pensar por qué conservó para nosotros la belleza de esos restos del Edén. Enseñadles a notar por todas partes, mediante las evidencias que ofrece la naturaleza, el cuidado de Dios por nosotros, la maravillosa adaptación de todas las cosas a nuestras necesidades y felicidad.
Sólo aquel que reconoce en la naturaleza la obra del Padre, que en la riqueza y belleza de la tierra lee lo que ha sido escrito por él, aprende de las cosas 120 de la naturaleza sus más profundas lecciones y recibe su elevado ministerio. Sólo puede apreciar plenamente el significado de la colina y el valle, el río y el mar aquel que los contempla como una expresión del pensamiento de Dios, una revelación del Creador.
Los escritores de la Biblia hacen uso de muchas ilustraciones que ofrece la naturaleza, y si observamos las cosas del mundo natural, podremos comprender más plenamente, bajo la mano guiadora del Espíritu Santo, las lecciones de la Palabra de Dios. De ese modo la naturaleza llega a ser una llave del tesoro de la Palabra. Debería animarse a los niños a buscar en la naturaleza los objetos que ilustran las enseñanzas bíblicas y rastrear en la Biblia los símiles sacados de la naturaleza.
Deberían buscar, tanto en la naturaleza como en la Sagrada Escritura, todos los objetos que representan a Cristo, como también los que él empleó para ilustrar la verdad. Así pueden aprender a verle en el árbol y en la vid, en el lirio y en la rosa, en el sol y en la estrella. Pueden aprender a oír su voz en el canto de los pájaros, en el murmullo de los árboles, en el ruido del trueno y en la música del mar. Y cada objeto de la naturaleza les repetirá las preciosas lecciones del Creador.
Para
los que así se familiaricen con Cristo, nunca jamás será la tierra un lugar
solitario y desolado. Será para ellos la casa de su Padre, llena de la
presencia de Aquel que una vez moró entre los hombres. 121
(La
Educación de Elena G de White)
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