"Por fe conquistaron reinos, hicieron justicia.....
sacaron fuerzas de debilidad".
Heb. 11:33,34.
COMO medio de educación, ninguna porción, de la Biblia es de mayor valor que sus biografías. Estas difieren de todas las demás porque son absolutamente fieles a la realidad.
Es imposible que una mente finita interprete exactamente, en todas las cosas, lo que hace otra. Solamente Aquel que lee el corazón, que percibe la fuente secreta de los motivos y las acciones, puede describir con absoluta fidelidad el carácter, o presentar un fiel resumen de una vida humana. Sólo en la Palabra de Dios se encuentra tal cosa.
No hay verdad tan claramente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos, es resultado de lo que somos. En gran parte, los incidentes de la vida son el fruto de nuestros propios pensamientos y acciones.
"La maldición nunca vendrá sin causa". *Prov. 26:2. "Decid al justo que le irá bien. . . ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado”.
*Isa. 3:10,11.
"Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley". *Jer. 6:19.
Es terrible esta verdad y debería ser profundamente inculcada. Toda acción recae sobre el que la ejecuta. Nunca un ser humano puede dejar de reconocer, en los males que aquejan su vida, el fruto de su propia siembra. Sin embargo, no estamos sin esperanza.147
1.- DE SUPLANTADOR A PRINCIPE.
Jacob recurrió al fraude para obtener el derecho de la primogenitura que ya le correspondía según la promesa de Dios, y la cosecha que recogió fue el odio de su hermano. Durante los veinte años de su destierro fue defraudado y sufrió injusticias, y al fin se vio obligado a buscar seguridad en la fuga, y recogió la segunda cosecha cuando vio reproducidos en sus hijos los malos rasgos de su propio carácter, cuadro fiel de las retribuciones de la vida humana.
Pero Dios dice: "Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados. . . Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré" .*Isa. 57:16-19.
Jacob, en medio de sus dificultades, no fue abrumado. Se había arrepentido, había tratado de expiar el mal que le había hecho a su hermano. Y cuando se vio amenazado de muerte a causa de la ira de Esaú, buscó ayuda en Dios. "Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó". "Y lo bendijo allí".*Ose. 12:4; Gen. 32:29.
Gracias al poder de Dios, el perdonado dejó de ser suplantador para convertirse en príncipe con Dios. No sólo fue librado de la ira de su hermano, sino de sí mismo. Quebrantó el poder del mal en su propia naturaleza; su carácter fue transformado. En las postrimerías de su vida, Jacob lo comprendió todo. Al repasar su historia, reconoció el poder sustentador de Dios, "el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el ángel que me liberta de todo mal". Gen. 48:15,16. 148
El mismo caso se repite en la historia de los hijos de Jacob, es decir, la retribución del pecado por una parte, y el arrepentimiento que da fruto de justicia para vida, por la otra. Dios no anula sus leyes. No obra contrariamente a ellas. No deshace la obra del pecado: la transforma. Por medio de su gracia, la maldición se convierte en bendición.
De los hijos de Jacob, Leví fue uno de los más crueles y vengativos, uno de los dos más culpables del asesinato traicionero de los habitantes de Siquem. Las características de Leví, reflejadas en sus descendientes, atrajeron sobre éstos el decreto de Dios: "Las apartaré en Jacob, y los esparciré en Israel". *Gen. 49:7. Pero el arrepentimiento dio por resultado la reforma, y mediante su fidelidad a Dios, en medio de la apostasía de las otras tribus, la maldición se transformó en una señal del más alto honor.
"En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy".
"Mi pacto con él fue de vida y de paz, las cuales cosas yo le di para que me temiera; y tuvo temor de mí, y delante de mi nombre estuvo humillado... en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad".
*Deut. 10:8; Mal. 2:5,6.
Los levitas, como ministros del santuario, no recibieron tierras por herencia; moraban juntos en ciudades apartadas para su uso, y su sostén lo constituían las ofrendas y los diezmos dedicados al servicio de Dios,
Eran los maestros del pueblo, huéspedes de todas sin fiestas, y honrados por todas partes como siervos y representantes de Dios. Toda la nación recibió el mandato: "Ten cuidado de no desamparar al 149 levita en todos tus días sobre la tierra". "Por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo".
*Deut. 12:19; 10:9.
2.- LA VICTORIA POR LA FE.
El caso de Israel ilustra la verdad de que el hombre "cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él”. * Prov. 23:7. Cuando se encontraban en la frontera de la tierra de Canaán, los espías, después de recorrerla, presentaron su informe. Perdieron de vista la belleza y la fertilidad de la tierra, por temor a las dificultades que presentaría la invasión. Las ciudades rodeadas de altas murallas, los guerreros gigantescos, los férreos carros de guerra, debilitaron su fe. Al excluir a Dios, la multitud se hizo eco de la decisión de los espías incrédulos: "No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros". * Núm. 13:31.
Sus palabras resultaron ciertas. No pudieron subir y consumieron sus vidas en el desierto. Sin embargo, entre los doce que vieron la tierra, hubo dos que razonaron de otro modo. "Más podremos nosotros que ellos" *Núm. 13:30, decían, considerando que la promesa de Dios era superior a los gigantes, las ciudades amuralladas o los carros de hierro. Para ellos, su palabra era cierta.
Aunque compartieron con sus hermanos los cuarenta años de peregrinación, Caleb y Josué entraron en la tierra prometida., El primero, tan valiente como cuando salió de Egipto con las huestes del Señor, pidió y recibió como porción suya la fortaleza de los gigantes. Gracias al poder de Dios, expulsó a los cananeos. Fue dueño de los viñedos y bosquecillos de olivos que sus pies habían pisado. Aunque los cobardes y rebeldes perecieron en el desierto, los hombres de fe comieron las uvas de Escol.150
No hay verdad que la Biblia presente tan claramente como la del peligro de apartarse, aunque sea una vez, de la justicia, peligro que afecta tanto al culpable de la mala acción como a todos los que están al alcance de su influencia. El ejemplo tiene un poder extraordinario y cuando se pone del lado de las malas tendencias de nuestra naturaleza, su poder llega a ser casi irresistible.
3.- EJEMPLOS ALECCIONADORES.
La fortaleza más poderosa del vicio en nuestro mundo no es la vida inicua del pecador abandonado, o del paria degradado; es la vida que parece virtuosa, honorable, noble, pero en la cual se fomenta un pecado, se abriga un vicio. Para el alma que lucha en secreto contra alguna tentación gigantesca y tiembla al borde del precipicio, semejante ejemplo es uno de los más poderosos incentivos para pecar.
El que, dotado de elevados conceptos de la vida, la verdad y el honor, viola intencionalmente un precepto de la santa ley de Dios, pervierte sus nobles ' dones hasta convertirlos en una tentación para pecar. El genio, el talento, la simpatía, hasta las acciones generosas y bondadosas, pueden llegar a ser así lazos de Satanás para atraer a las almas al precipicio de la ruina.
Por eso Dios ha dado tantos ejemplos que muestran los resultados que puede tener un solo acto malo. Desde la triste historia de aquel pecado "que trajo la muerte al mundo, y toda nuestra desgracia, con la pérdida del Edén", hasta la de aquel que por treinta piezas de plata vendió al Señor de gloria, la biografía bíblica abunda en ejemplos dados como advertencias puestas en las sendas que se apartan del camino de la vida.
También son una advertencia los resultados que han seguido al hecho de ceder una sola vez a la debilidad humana y al error, fruto de la pérdida de la fe. 151 Por faltarle una vez la fe, Elías abrevió la obra de su vida. Pesada había sido la carga que había llevado en favor de Israel; fieles habían sido sus advertencias contra la idolatría nacional, y profunda su preocupación cuando, durante los tres años y medio de hambre, esperó una señal de arrepentimiento.
En el monte Carmelo estuvo solo de parte de Dios. La idolatría fue derribada por el poder de la fe, y la lluvia bendita dio testimonio de las lluvias de bendición que aguardaban para ser derramadas sobre Israel.
Luego, cansado y débil, huyó ante las amenazas de Jezabel, y solo en el desierto oró para pedir la muerte. Le había faltado la fe. No podría completar la obra que había empezado. Dios le ordenó que ungiera a otro como profeta en su lugar. Pero el Señor tuvo en cuenta el servicio sincero de su siervo. Elías no iba a perecer desalentado y solo en el desierto. No le tocaría descender a la tumba, sino subir con los ángeles de Dios a la presencia de su gloria.
Estos casos declaran lo que algún día comprenderá todo ser humano: que el pecado sólo puede acarrear vergüenza y pérdida, que la incredulidad significa fracaso, pero que la misericordia de Dios llega hasta las mayores profundidades; que la fe eleva al alma arrepentida hasta compartir la condición de hijos de Dios.
4. LA DISCIPLINA DEL SUFRIMIENTO.
Todos los que en este mundo prestan verdadero servicio a Dios o al hombre, reciben una educación preparatoria en la escuela del dolor. Cuanto mayor sea la confianza y más elevado el servicio, más estrecha será la prueba y más severa la disciplina.
Estudiad las vidas de José y Moisés, de Daniel y David. Comparad la historia de los primeros años 152 de David con la de Salomón, y considerad los resultados. David estuvo en su juventud íntimamente relacionado con Saúl, y su permanencia en la corte y su contacto con los miembros de la casa del rey le permitieron descubrir la naturaleza de los cuidados, las penas y las perplejidades ocultas bajo el brillo y la pompa de la realeza.
Vio de cuán poco valor es la gloria humana para dar paz al alma, y sintió alivio y alegría al regresar de la corte del rey para cuidar los rebaños. Cuando, a causa de los celos de Saúl, tuvo que huir al desierto, David, aislado de todo sostén humano, se apoyó más fuertemente en Dios.
La incertidumbre y la inquietud de la vida del desierto, su incesante peligro, la necesidad de huir con frecuencia, el carácter de los hombres que se le unieron allí, "todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu"*1Sam. 22:2, hacían más necesaria aún la severa disciplina propia.
Estas vicisitudes despertaron y desarrollaron en él la facultad de tratar con los hombres, la simpatía por los oprimidos y el odio a la injusticia. En los años de espera y peligro, David aprendió a buscar en Dios su consuelo, su sostén, su vida.
Aprendió que solamente por medio del poder de Dios podría llegar al trono; solamente por medio de la sabiduría divina podría gobernar sabiamente. Mediante la instrucción recibida en la escuela de las dificultades y el dolor, David pudo merecer este juicio, aunque más tarde lo manchara su gran pecado: "Administraba justicia y equidad a todo su pueblo".
*2 Sam. 8:15.
5.- LA EXPERIENCIA DE SALOMÓN.
En los primeros años de la vida de Salomón faltó la disciplina de los primeros años de la vida de David. En cuanto a condiciones, carácter y vida, parecía más favorecido que todos los demás. Noble en 153 juventud y en virilidad, amado por su Dios, Salomón se inició en un reinado que prometía gran prosperidad y honor.
Las naciones se maravillaban del conocimiento y la perspicacia del hombre a quien Dios había dado sabiduría. Pero el orgullo de la prosperidad lo separó de Dios.
Salomón se apartó del gozo de la comunión divina para buscar satisfacción en los placeres de los sentidos. El mismo escribió: "Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; me hice huertos y jardines, planté en ellos árboles de todo fruto. . . Compré siervos y siervas. . . Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres. . . y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. . . No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mí corazón gozó de todo mi trabajo. . . Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad, porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho". *Ecles. 2:4-12.
"Aborrecí, por tanto, la vida. . . Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol". *Ecles. 2:17,18.
Por medio de su amarga experiencia, Salomón conoció la vanidad de una vida que busca su mayor bien en las cosas terrenales. Erigió altares a dioses paganos sólo para comprender cuán vana es la promesa de descanso que ofrecen al alma. En sus últimos años,
Salomón se apartó, cansado y sediento, de las resquebrajadas cisternas de la tierra 154 y volvió a beber de la fuente de la vida. Impulsado por el Espíritu de la inspiración, escribió para las generaciones posteriores la historia de sus años malgastados, con sus lecciones de advertencia, y así, aunque su pueblo cosechó el mal que, él había sembrado, la obra de la vida de Salomón no se perdió totalmente.
Al fin, la disciplina del sufrimiento llevó a cabo en él su obra. Pero con semejante alborear, ¡cuán glorioso hubiera podido ser el día de su vida si Salomón hubiese aprendido en su juventud la lección que el sufrimiento había enseñado a otras vidas!
6.- LA PRUEBA DE JOB.
Para los que aman a Dios, "a los que conforme a sus propósitos son llamados"
*Rom. 8:28, la biografía bíblica presenta una lección aún mayor basada en el ministerio del dolor. "Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová"*Isa. 43:12, testigos de que él es bueno, y que su bondad es suprema. "Pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres". *1Cor. 4:9.
El altruismo, principio básico del reino de Dios,
concita el odio de Satanás, que niega hasta su
misma existencia.
Desde el comienzo del gran conflicto ha tratado de demostrar que los principios que constituyen el fundamento de la actividad divina son egoístas, y califica del mismo modo a todos los que sirven a Dios.
La obra de Cristo y la de todos los que llevan su nombre consiste en refutar las acusaciones de Satanás. Jesús vino en forma humana para ofrecer en su propia vida un ejemplo de altruismo.
Y todos los que aceptan este principio deben ser colaboradores con él, demostrándolo en la vida práctica. escoger la justicia por la justicia misma; ponerse de parte de la verdad aunque cueste sufrimiento y sacrificio, 155 "ésta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová". *Isa. 54:17.
Casí al principio de la historia de este mundo se desarrolló la vida de alguien que fue víctima de esta contienda de Satanás. De Job, el patriarca de Uz, el testimonio del Escudriñador de corazones era: "No hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal". *Job 1:8.
Satanás pronunció una despectiva acusación contra este hombre: "¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y todo lo que tiene?. . . Pero extiende tu mano y toca todo lo que tiene", "su hueso y su carne y verás sino blasfema contra ti en tu misma presencia…"*Job 1:9-11; 2:5.
El Señor le dijo a Satanás: "He aquí todo está en tu mano". *Job 1:12.
"He aquí él está en tu mano, mas guarda su vida". *Job 2:6.
Habiendo obtenido permiso, Satanás quitó a Job todo lo que poseía: ganados, rebaños, siervos, siervas, hijos e hijas, e "hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pié hasta la coronilla de la cabeza".* Job 2:7.
Luego se añadió otro ingrediente de amargura a su copa. Sus amigos, que consideraban la adversidad como una retribución del pecado, afligieron con sus acusaciones su espíritu herido y abrumado. Aparentemente abandonado del cielo y de la tierra, pero con fe firme en su Dios y consciente de su integridad, clamó con angustia y perplejidad:
"Esta mi alma hastiada de la vida". "¡Oh quién me diera que me escondieses en el Seol, Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo y de mí te acordaras!" 156
"He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído; Daré voces, y no habrá juicio... Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.... Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.... Los que yo amaba se volvieron contra mí... ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado"
"¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. . . "He, aquí yo iré al oriente, y no lo hallaré; Y al occidente, y no lo percibiré; Si muestra su poder al norte, yo no lo veré; Al sur se esconderá, y no lo veré. Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro". "Aunque él me matare, en él esperaré". "Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro". *Job 10:1; 14:13; 19:7-21: 23:3-10; 13:15; 19:25-27.
De acuerdo con su fe, fue tratado Job.
"Me probará -dijo-, y saldré como oro".
Job 23:10.
Así ocurrió. Por medio de su paciente resistencia vindicó su propio carácter y de ese modo el carácter de Aquel de quien era representante. Y "quitó Jehová la aflicción de Job... y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job... y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero".* Job 42:10-12.
Entre los que por su abnegación han compartido los sufrimientos de Cristo, figuran los nombres de 157 Jonatán y de Juan el Bautista, el uno en el Antiguo Testamento y el otro en el Nuevo. Jonatán, que por nacimiento era heredero del trono, sabía que había sido privado de él por decreto divino; sin embargo, fue el más tierno y fiel amigo de David, su rival, y lo protegió a riesgo de su vida; fue fiel a su padre durante los días sombríos de la decadencia de su poder, y cayó al fin a su lado. El nombre de Jonatán está atesorado en el cielo, y en la tierra es un testigo de la existencia y el poder del amor abnegado.
Cuando Juan el Bautista apareció como, heraldo del Mesías, conmovió a la nación. Grandes multitudes constituidas por toda clase de personas seguían sus pasos de un lugar a otro. Pero todo cambió cuando llegó Aquel acerca de quien había dado testimonio. Las multitudes siguieron a Jesús, y la obra de Juan pareció llegar a su fin. Sin embargo, su fe no vaciló.
"Es necesario que él crezca -dijo-, pero que yo mengüe". *Juan 3:30.
Transcurrió el tiempo y no se estableció el reino que Juan había esperado confiadamente. En la celda donde lo arrojó Herodes, privado del aire vivificador y de la libertad del desierto, esperó y veló. No hubo despliegue de armas ni se hicieron pedazos las puertas de la prisión, pero la curación de los enfermos, la predicación del Evangelio, la elevación de las almas de los hombres, dieron testimonio de la misión de Cristo.
Solo en la celda, al ver a qué fin semejante al de su Maestro lo conducía su senda, Juan aceptó su destino: La comunión con Cristo en los padecimientos.
Los mensajeros celestiales lo acompañaron hasta el sepulcro. Los seres del universo, caídos y no caídos, fueron testigos de la reivindicación de su servicio abnegado. 158
Y en todas las generaciones que han surgido desde entonces, las almas dolientes han sido sostenidas por el testimonio de la vida de Juan.
En la cárcel, en el cadalso, en la hoguera, los hombres y mujeres han sido fortalecidos a través de los siglos de tinieblas, por el recuerdo de aquel de quien Cristo declaró:
"Entre los que nacen de mujer, no se ha levantado otro mayor".
*Mat. 11:11.
"¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté. . . así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerza de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
"Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles".
"Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de aquí para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.".
"Y todos éstos; aunque alcanzaron buen testimonio por la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros".
*Heb. 11:32-40.
(La Educación de Elena G de White) 159
(La Educación de Elena G de White) 159
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